martes, 4 de noviembre de 2014

Pescar Merlín en Cabo Blanco

Pescar merlín en Cabo Blanco es el antiguo almizcle polar
prendido de la barba del campeón como un reloj pulverizado,
es la espada que sangra en la galaxia submarina el violento
temblor de sus volcanes, y la abducción extraterrestre
del cándido trofeo en la confusa arcada invisible de epitafio
victorioso en la dorada convulsión crepuscular desvanecida.

En el club las mestizas camareras sirven bourbon y ginebra
al lebrel mediterráneo y a otros galgos del azar suscritos
esas indias de bronce genuflexas relamidas en lenguas de
caricia genital, ahúman de óxido sus muslos fragorosos en el
ámbar de naufragios on the rocks resplandecidos, y los peces
ingrávidos féretros de niño duermen en su sueño de alamansa.

Los minutos relófagos sedientos arrojaron parásitos gigantes
a la izquierda de las horas, fue la joya gaviota devorada
de ultramar, laxa y digerida ruina de entrópica conquista
en capitulación de asedio; merlines, velas, espadas
sumergidas irredentas de temblores vengativos claman que 
pescar merlín en Cabo Blanco ya no es lo que era para nadie.

Ernest Hemingway en Cabo Blanco, Perú (1956)

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