“Lo principal no es comenzar a pintar precozmente, sino ser
primeramente un individuo. El arte de dominar la vida es el requisito previo
para todas las demás formas de expresión, ya sean pinturas, esculturas,
tragedias, o composiciones musicales”.
En su obra se manifiesta la
inusitada humanidad y lucidez que caracteriza a aquellos escasos artistas con
una visión clara del mundo, conscientes de su lugar en él. La pintura de Klee (1879-1940) conjuga desde las remembranzas infantiles, la metafísica, lo abstracto, hasta
el humor satírico y la crítica política. Nunca se inscribió en una corriente
artística o intelectual, su estilo propio se mantuvo libre de adhesiones a los
movimientos de su época. Se podría decir que reinterpretó diversos elementos
del expresionismo, cubismo y surrealismo, aunque en su pincel no se puedan
encontrar rastros precisos.
Siempre destacó por su
virtuosismo en el violín, sentía especial admiración por Bach y Mozart, con
quienes pensaba se había alcanzado una cima creativa insuperable en oposición a
los compositores del siglo XIX, Wagner,
Mahler, Bruckner, por quienes no sentía especial aprecio. Si bien desde
temprano se decidió por las artes plásticas, nunca abandonó la música. Durante
toda su actividad artística, paralelamente tocaba recitales y componía piezas
para obras de teatro. Aquel doble
talento se vio reflejado en sus pinturas, muchas de las cuales asemejan la
estructura de composiciones musicales a la vez que asocian notas y escalas con
diferentes combinaciones de colores.
El maestro del color, en un
principio desdeñaba el mismo como un relleno innecesario sobre las formas del
dibujo pero un viaje a la exótica Túnez cambió esa perspectiva, en sus palabras
“El color me posee, ese es el significado de esta hora feliz, el
color y yo somos uno; yo soy pintor”. Entabló amistad con otros
fundamentales de la pintura del siglo XX: August Macke, Alexej Jawlensky,
Lyonel Feininger, Max Ernst, Pablo Picasso y Wassily Kandinsky, con quien
además enseñó durante décadas en la célebre escuela de arte, Bauhaus, en
Alemania.
Por su nacionalidad
alemana-suiza, participó con resignación en la primera guerra mundial, de la
que salió ileso, su amigo August Macke no corrió la misma suerte. Desde ese
entonces su obra comenzó a tomar tintes políticos, pero no expresos sino
subrepticiamente disfrazados en composiciones de tono infantil, naturalista o
abstracto. Años más tarde la Gestapo calificó su obra como arte degenerado y
subversivo, por lo que fue despedido de su empleo, viéndose obligado a
trasladarse de Alemania a Suiza.
En esta etapa de madurez se le
diagnosticó escleoderma, una enfermedad autoinmune que le hizo padecer lesiones
cutáneas externas e internas. Sin embargo, fue uno de sus periodos más
prolíficos, pintando más de mil doscientos cuadros solo en 1939. Murió al
siguiente año dejando un legado de más de nueve mil piezas de arte. Su hijo
escribió un poético y acertado epitafio que hoy adorna la tumba del artista “No
puedo ser comprendido en el aquí y ahora, porque mi lugar está entre los
muertos tanto como entre los que aún no han nacido. Un poco más cerca del
corazón de la creación que lo usual, pero aún no lo suficiente”.
Klee no se limitó en métodos,
formas de composición, soporte o materiales. Utilizó todo aquello que le
pareciese pertinente para expresarse, a menudo combinando en un solo trabajo
diferentes técnicas y materiales. Pintó sobre lienzo, cartón, metal y hasta
papel periódico, valiéndose de elementos tan diversos como acuarelas, tinta
china, temperas, tiza, pinturas en aerosol, aplicaciones con cuchillos y
agujas, a la vez que hacía sus propias mezclas, como la extraordinaria libertad
de su obra pone en evidencia.
Trabajos tempranos
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Flower Myth - 1918 |
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Ghost of a Genius, 1922 |
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Once Emerged from the Gray of Night, 1918 |
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Possesed girl - 1924 |
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Southern Tunisian Gardens, 1919 |
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The unluckcy ships, 1919 |
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Veil Dance, 1920 |
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Angelus Novus, 1920
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Angelus Novus
Lo que se tiene que decir esta pintura legendaria es basto e
incluso tema para un libro, pero trataré de ser resumir lo asombroso de su
historia. Klee la concibió en 1920 y al año siguiente fue comprado por el
filósofo Walter Benjamin. El título alude a una leyenda del Talmud, libro
sagrado del judaísmo, en la que el “Ángel Nuevo” representa el ciclo de
servicio, redención y vuelta a la nada de todas las criaturas según el plan de
Dios.
Benjamin, que era judío-alemán, fundó una revista homónima.
El lienzo se convirtió en símbolo de las ideas y el trabajo del filósofo,
dedicándole varios artículos en la revista y una especial mención en su libro
Tesis sobre la filosofía de la historia., escribió:
“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se
muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene
paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas
extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está
vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de
acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la
arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y
recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda
en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este
huracán le empuja inexorablemente hacia el futuro, al cual da la espalda,
mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que
nosotros llamamos progreso”.
No obstante, se han dado variadas interpretaciones basadas
en la biografía del pintor, su pensamiento y creencias religiosas. El filósofo
Giorgio Agamben sostuvo que simboliza la imposibilidad del hombre moderno de
encontrar su lugar en la historia y que perdido avanza por inercia y sin
remedio hacia el futuro. También se ha hablado de una doble sexualidad y sobre
las connotaciones de los ojos y la dirección de su mirada.
Cuando Benjamin tuvo que salir de Alemania ante la amenaza
de los Nazis en 1933, no pudo llevarse la acuarela e hizo que se la enviasen a
Francia poco después. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, quiso vender la
pintura para costearse el pasaje a los Estados Unidos, pero nadie quiso
comprarla, fue así que emprendió una huída por tierra, no sin antes entregarla
al filósofo y escritor George Bataille, quien la escondió en la Biblioteca
Nacional de París. Poco después, en 1940, Benjamin se suicidó viéndose sin
escapatoria en su huída infructuosa de la persecución del régimen fascista.
Terminada la guerra, Bataille (quien también escribió sobre
la pintura), se lo entregó al filósofo Theodor Adorno, quien a su vez la puso
en manos del filósofo y erudito judío Gershom Scholem, como fue la voluntad de
Benjamin. Finalmente, a la muerte de este, su viuda donó sus pertenencias al
Museo de Israel, donde actualmente el ángel despliega todo su misterio en
exhibición.
En épocas más recientes el filósofo alemán Jürgen Habermas
ha dado una interpretación menos apocalíptica, destacando la mirada del ángel
hacia el pasado como símbolo de redención frente a las atrocidades cometidas.
El verdadero arte trasciende a las personas; sin importar cuántas mentes
brillantes la interpreten, el Angelus Novus sobrevivirá para iluminar a los
mejores hombres en los tiempos más difíciles de la historia que aún se escribe.
Periodo maduro - Bauhaus
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Arround the Fish, 1926 |
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Battle scene from the comic fantastic opera 'The Seafarer', 1923 |
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Black Knight, 1927 |
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The Siblings, 1930 |
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Castle and Sun, 1928 |
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Cat and bird, 1928 |
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Conqueror, 1930 |
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Fire evening, 1929 |
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Fish Image, 1925 |
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Fish Magic, 1925 |
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Flagged Pavillon, 1927 |
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Goldfish, 1925 |
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Highway and byways, 1929 |
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Insula Dulcamara - 1938 |
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Landscape with Yellow Birds, 1923 |
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Red Baloon, 1922 |
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Queen of hearts, 1929 |
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Rock Chamber, 1929 |
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Senecio, 1932 |
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Strong Dream, 1929 |
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Tale of Hoffmann, 1925 |
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The adventure ship, 1927 |
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The Baloon, 1926 |
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Water park in autumn, 1926 |
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What is he missing?, 1930 |
Trabajos tardíos
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A woman for the gods, 1938 |
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Ad Parnassum, 1932 |
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After the floods, 1936 |
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An allegory of propaganda, 1939 |
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Boats in the Flood, 1937 |
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Captive, 1940 |
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Characters in yellow, 1937 |
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Chosen Site, 1940 |
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Death and Fire, 1940 |
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Embrace, 1939 |
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Flowers in stone, 1939 |
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Forest Witch, 1938 |
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Harbour with sailing ships, 1937 |
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Heroic Roses, 1938 |
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Hoffmanneske scene, 1940 |
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Legend of the Nile, 1937 |
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Love Song by the New Moon, 1939 |
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Mask of Fear, 1939 |
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Park Bei Lu, 1938 |
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Red Waistcoat, 1938 |
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Revolution of the Viaduct, 1937 |
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The lover, 1938 |
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The travelling circus, 1940 |
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The vase, 1938 |
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This flower wishes to fade, 1939 |
%2C%2B1940.jpg) |
Untitled (Still life), 1940 |
Algunos pensamientos del pintor
"Todas las cosas que un artista debe ser: poeta,
explorador de la naturaleza y filósofo".
“Un día es bastante para hacernos un poco más grandes o una
hora, un poco más pequeños”.
“Mi espejo mira hacia el interior. Las palabras las escribo
en la frente y alrededor de las esquinas de la boca. Mis rostros humanos son
más ciertos que los reales”.
¡Me encantó! Excelente recopilación.Tanta genialidad en medio de ese atraso que son las guerras invita a la reflexión. Einstein es otro buen ejemplo de esa generación deliberadamente rebelde, humana, lúcida y perseverante de aquellos años. Bravo :)
ResponderEliminarGracias Elizabeth, Klee se inscribió durante un tiempo al grupo de pintores denominado "El Jinete Azul", junto a Vasili Kandinski, Franz Marc, August Macke, Gabriele Münter, entre otros. La idea era romper con las formas de lo tradicional, rescatar el mundo interior del artista y lograr una aproximación intuitiva a la pintura a través del color. Será próximo tema en este blog.
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